lunes, 20 de mayo de 2013

Kilómetros Ansiedad (Cuento Corto)

Publicado en acento.com.do el 23 de febrero del 2013

Había imaginado varias veces como sería nuestro encuentro después de estar tan lejos.
Estaría jugando con los niños, llegarías y me besarías dulcemente en los labios, un beso muy corto, casi un pico. 
Yo sonreiría y volvería a jugar.  Nadie lo notaría, solo tú y yo veríamos el verdadero peso de ese ligero acercamiento.

El dolor que provoca la distancia me hace imaginar situaciones imposibles.
No me preocupa dejar volar mi mente, más bien temo a la realización de esos pensamientos lejanos a la realidad, a la concretización y fijación en el centro del pecho de tantas posibilidades, que son más bien ideas vagas que reaparecen de acuerdo al día y a la situación, pero cuando están vigentes, sobretodo cuando la distancia es uno de los componentes, pareciera que el mundo gira hacia un propósito puntual. No el mundo, mi mundo.

La distancia de la cual hablo no es el estado físico de lejanía, no es el movilizarse en algún medio de transporte y desaparecer de la fotografía.  Me refiero a un estado mental; estar en el mismo espacio y al mismo tiempo estar lejos, sea por decisión mutua, o de una de las partes, es lo mismo: kilómetros ansiedad, kilómetros anhelos…
El extrañar provoca una sensación de separación real, visto tal vez de esa manera por ser la forma mas conveniente para mi cabeza: quiero pensar que te has ido, que estas perdido en algún lugar y no encontrarás la salida.

Conduzco a la máxima velocidad posible, llego tarde, como siempre, camino por los pasillos con el temor de tener que poner en práctica mis propias teorías, siento el regocijo diario del reencuentro con mis hijos, corren hacia mí como si hubieran pasado años desde el momento que los dejé. Cada quien asimila la distancia a su manera. Gritan uno de mis tantos nombres y me abrazan, formamos un tumulto de tres, felicidad absoluta, pienso.
Salimos agarrados de las manos, te veo, nos cruzas, los saludas a ellos, no a mi. Cruzas como un sable por mi cuello, un camino de hielo por la espalda.

Aunque por los pliegues de mi mente se desliza la tonta posibilidad de un reencuentro, asimilo la distancia como si fuera una muerte: dolorosa y definitiva.

Soy mi Cuerpo


Publicado en acento.com.do el 16 de Feb del 2013

Como persona pensante, madre, tía, como un simple ser, entiendo que todo humano, joven o viejo, está en el total derecho de conocer su cuerpo a plenitud, su completo funcionamiento, sin excepciones. La sexualidad es parte de ser humanos.
Si desconoces tus capacidades físicas, tus ciclos, los pros y los contras de las posibles acciones en las que pudiésemos incurrir, no hay manera de que en el momento indicado se tome la mejor decisión.
Ahí, en el punto más cercano al precipicio, es cuando pasa por la mente el extenso manual de buena conducta que forjaron en tu sistema las personas que te educaron, también tus conocimientos. Y es después de decidir, cuando descubres si te faltó información, entiendes que estás perdido o notas que no sabes nada, de nada.
Eres más propenso a tomar decisiones basadas en causas meramente sentimentales o triviales cuando tus conocimientos son limitados y más sencillo tomar una buena decisión, cualquiera que fuese, basados en información confiable y científica, en estadísticas y en la certeza de conocer a fondo las reales consecuencias y la responsabilidad que conlleva una relación sexual.
A partir del conocimiento real, tomas una decisión real.
La abstinencia, método que inculcaré a mis hijos (convenientemente), no se logra sin educación, ni mediante desconocimiento o miedos. No en estos tiempos donde los niños cuestionan tus acciones sin remordimientos y tantas veces te hacen dudar si realmente eres la autoridad. Recuerdas que las mismas protestas surgían en tu mente a su edad y te quedabas callado para no recibir un galletón… Las cosas han cambiado.
Cada ser humano es dueño de su vida, de su cuerpo, y llega la edad (indefinida) donde es también dueño de sus decisiones, sin que tenga que influir necesariamente la crianza o el credo recibido. Existe una línea que todos cruzamos, momento en donde necesitamos actuar por nosotros mismos, cuando dices, “esta es la decisión que quiero tomar”.
Espero, que cuando ese día se presente en la vida de aquellos niños y adolescentes estimadísimos que conozco, les llegue abundante de real conocimiento y sean capaces de tomar la mejor decisión, la cual, lamentable o positivamente, no siempre será la que otro entienda como buena.

Del Tiempo y la Fama



PUBLICADO EN ACENTO.COM.DO
09 DE FEBRERO DEL 2013

¿Cuanto tiempo debería tener un profesional de ejercicio exitoso para ser considerado famoso?
¿Cuanto tiempo debe escribir un poeta para ser considerado grande?
El desarrollo del talento y la madurez profesional necesitan tiempo,  sin dudas , pero ¿cómo se mide este tiempo? La capacidad de los profesionales o artistas no se mide necesariamente por ser famosos en un círculo casi siempre hermético,  por ser "viejo" o por haber salido en revistas (lo cual probablemente han sido técnicas de auto mercadeo). Se mide por un recorrido pulcro,  por el real conocimiento de los resultados del trabajo producido.
Es penoso cuando alguien que conoce la labor de un profesional y su capacidad de trabajo,  toma la decisión de desecharle por no "ser famoso"...  ¿Famoso donde? Preguntariamos.
¿Cuántos excelentes profesionales habrán tenido que lidiar con estas situaciones? ¿Cuándo llega la oportunidad de crecer? Sencillo, se va labrando poco a poco,  muchas veces teniendo que obviar los tropezones sufridos,  las frases repetidas.
Como decían las abuelas, hay que saber coger y dejar.  Llorar un poco a solas, si es que te importa y sobre todo,  saber disimular.  Fingir que las cosas te pasan por encima de la cabeza,  aunque sepas que es injusto. Aunque tal vez te hayan utilizado muchas veces,  seguir es lo que queda, con una sonrisa en el rostro,  siempre listos. Porque la estructura no camina  si no te mueves,  si no te sacudes de toda la arena que ha caído de sorpresa, sobre ti.
Además (como dicen las personas positivas) no todo es necesariamente malo,  cada cosa pasa por alguna razón...
En ocasiones, lo peor del mundo es tener motivos para escribir.

El Gusto es Raro


Tantas veces, al cruzar, gracias a nuestra aguda visión, fijamos la atenciónen alguna pareja de esas que muchos hacen llamar “disparejas”y nos tomamos la libertad de emitir opiniones al respecto. ¡Cuántos somos expertos cuestionando gustos ajenos, extrañas pasiones de vida o decisiones que toman los demás!…
Cuántas veces nos hemos preguntado, incluso preocupados y en silencio, cómo sobrevivirán a través del tiempo parejas cercanas, sobrellevando relaciones que a simple vista parecieran ser disfuncionales, conjunciones de personas ajenas entre sí, con nada en común…Y cuántas otras infinitas ocasiones, los demás nos habrán mirado a nosotros mismos y se habrán preguntado exactamente lo mismo. Nadie se libra de esta pesadilla.
Muchas veces después de tratar de descifrar este tipo de incógnitas, sin éxito alguno (obvio), suelo utilizar una frase que borra cualquier cuestionamiento que haya surgido en mi cabeza, “El Gusto es raro”.
Esta, respuesta maestra, me calla la boca y muchas veces la de los demás, apacigua pensamientos que vienen a ser a la larga pérdidas de tiempo y me recuerda que no soy quién para juzgar ni para tratar de organizar predilecciones ajenas. ¡Por eso me encanta!
El placer, palabra mágica en la vida humana, se forja desde que mostramos por primera vez nuestras pupilas a la luz. Cada quienconstruye su sentido estético a través de experiencias recolectadas a lo largo de la vida. Es este uno de los conceptos personales más increíbles y complejos que poseemos como humanos,donde de manera consciente satisfacemos a plenitud nuestras necesidades. Necesidades de cualquier tipo.
El placer espiritual, lo que te llena, puede ser tan variable, tan amplio, que parecería absurdo tratar de nombrar algún ejemplo. Nadie puede ser juez del sentido estético ajeno, nadie puede marcar directrices acerca de lo que hace fluir sentimientos positivos en cada individuo. No obstante, todo tiene límites y lo más prudente, para vivir en paz sobre la tierra, es que los objetos del placer de cada cual no afectasen de forma negativa a los demás. Pero aparte de esa “minúscula” observación (cárcel), permitamos que cada cual desarrolle su listado en paz, seguro que crecemos al hacerlo.
Recordemos, el gusto es raro.

Olvido


“Recordar es el mejor modo de olvidar”                                                                                                  

Hay un poema de Billy Collins llamado “Forgetfulness” que expresa cómo el ser humano con la cercanía de la vejez va perdiendo paulatinamente la memoria. Sumamente sencillo y con palabras adecuadamente elegidas, Forgetfulness se va construyendo verso a verso. El poema inicia haciendo referencia a un tipo de olvido que podría llamarse amnesia literaria, que surgiría al olvidar las cosas que hemos leído. Sin ánimos de querer ser traductora de este excelentísimo escritor,  sino más bien con deseos de que compartan un poco la idea de sus versos, el poema inicia diciendo, algo muy parecido a:
El nombre del autor es el primero en partir
seguido obedientemente por el título, la impresión
la conclusión desgarradora, la novela completa
la cual, de repente, se convierte en una que nunca has leído                                                               
nunca, tan siquiera, escuchado.
Tengo exactamente dos semanas con este poema bailando en mi cabeza, cuando lo pienso, imagino que escucho la voz de Billy, la cual he escuchado en sus vastas charlas online, declamándolo entre una que otra ocurrencia.
Y es una ironía, que precisamente recuerde este poema que se llamaría en español “desmemoria” u “olvido”, cuando en los sábados pasados al despertar noto que he olvidado enviar mis palabras al mundo, cuando sentada frente al café recuerdo de repente que he olvidado…
Un amigo siempre dice que es mejor pensar que nadie lee lo que escribimos, si esto fuera cierto y sobre ello me basara, no debiera sentir ningún tipo de vacío, por dejar en blanco algún espacio virtual. Después de pensar así, cualquier cosa resultaría pequeña.
Sin embargo, dejando de lado la importancia de estas letras vagabundas, en los ojos de algún lector invisible, pareciera más grande hoy el dilema que se devenga del análisis de las sencilleces, que son precisamente pequeñas y nos suceden constantemente en la vida, por ejemplo esto mismo que aquí planteo: Por querer recordar tanto, término olvidando otras cosas importantes, luego recordando otras memorables.