sábado, 31 de diciembre de 2011

No Puedo


No puedo, es cierto… No puedo dejar escapar el año sin despedirlo, sobre todo este preciso año que llegó sobrepoblado de tantas enseñanzas, incluso hasta en sus últimos días.

Gran tiempo de reflexión ha sido, de búsqueda de fortalezas internas, de grandes tomas de decisiones, vivencia de grandes miedos y aun así, fueron pasando los días y a solo cinco horas de concluir otro ciclo, todo aquello queda ahora como un recuerdo.

Siempre quiero que pase el tiempo, siempre quiero ser vieja ya y al mirar hacia atrás encontrar a todos mis errores bailando en el pasado junto a mis logros, muchas veces me da miedo el día a día… Pero a pesar de ese miedo, también es cierto que hemos sabido disfrutar la vida propiamente, con cosas simples, con cualquier carcajada, con cualquier ocurrencia, junto a los amigos del alma y a la familia. Hemos aprendido así que la felicidad se encuentra en lo más sencillo y gracias a esto hoy somos un poco más humildes.

Hace tiempo dejé de esperar cosas de las personas, solo espero en mí. Y aunque mi despedida del año pasado estuvo llena de energías positivas y buenas expectativas, para este año que se aproxima no voy a esperar nada, así, cuando sucedan las cosas, recuperaré mi capacidad de asombro si acaso fueran inesperadas. Las energías positivas no las gastaré esperando, las derrochare día a día con esfuerzo y trabajo.

Siempre los fines de año son muy emotivos, porque aunque no lo quieras te evalúas como persona y como ser humano, además, las nostalgias de la infancia regresan todas con juegos y canciones, entonces, antes de que empecemos a llorar, celebremos, celebremos más, como bien sabemos hacerlo, que estamos vivos y que hemos logrado llegar hasta aquí sanos y salvos, aunque tal vez heridos.

Queridos todos, les mando un caluroso abrazo y les deseo de corazón un feliz año 2012.
Dicha y Paz.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Normal


Soy una mujer normal.
Llena de las cosas que la mayoría de las mujeres tienen dentro. Los mismos deseos, las mismas aspiraciones, las mismas dudas.

No soy diferente… (No me crean). Sé que no soy el estándar de la mujer de 36 con 2 hijos… Y (no sé por qué) muchos días quisiera ser un poco más normal, entendiendo por “normal” la media de la mujer organizada y centrada en todos los sentidos, sobre todo en su hogar, ser un poco más conforme y relajada con lo que la vida me lanza en esos aspectos. Pero "vagancia" me da el querer reorganizar los procesos de reflexión y la mecánica involuntaria de la mente, cuánto trabajo me cuesta tomar las tareas diarias sin el estrés de las inseguridades. Tratar de cambiar esos sentimientos yo sola sería un segundo trabajo… Entonces no hay mucho de que abundar si voy a estar contradiciendo la realidad redactando un deseo…

Querido Santa:
Hace tantos años que no te escribo, hasta me siento un poco descarada al hacerlo esta tarde, cuando realmente he estado bastante enojada con tu próxima llegada. Tú más que nadie sabes todo lo que conlleva. Pero quiero algo para mí, si es que estamos a tiempo. Creo que no es muy caro, en caso de que estés corto de presupuesto al igual que tantos, pero sí sé que para complacerme tendrás que esforzarte.

Quisiera, sencillamente, lograr ser un poco más normal. Tambien que traigas aparte el manual donde explica como hacerlo y qué es lo que realmente significa.

¿Sería posible?