viernes, 3 de septiembre de 2010

REPETICIONES

Algunas personas nacen para que le sucedan cosas repetidamente.

No me refiero a nada que tenga que ver con decisiones personales mayores o a la manera de vivir la vida. Me refiero a cosas que pudieran ser algo parecido a una conspiración en tu contra, cosas que no se pueden evitar. Detalles o adornos de los días que de alguna manera se viven repetidamente y te hacen preguntarte ¿por qué, por qué a mí?

Les daré un ejemplo, que aunque doloroso, plasma perfectamente mi punto: Desde las remotas épocas de mi juventud, he sido víctima de una agresiva sucesión de caídas. En un año, (el año más prolifero) me caí unas ocho o nueve veces, casi una vez por mes. Algunas de estas caídas fueron acompañadas de travesuras, bailes o abrazos colectivos, bien merecidas. Pero no todas fueron así. Una vez en una caminata por la ciudad, repentinamente, sin tropezar con nada, me descubrí tirada en el medio de la calle con autos cruzando a mi lado. Ese día lloré ahí sentada, mirando mis manos ensangrentadas y una mancha marrón que ocupaba la rodilla de mi pantalón. No entendía por qué me sucedía lo mismo tantas veces. Aun no lo comprendo.

Estos repetidos sucesos me hicieron proclamar ese año como el año de las caídas. Pero también originaron en mí un tiempo de reflexión y cuestionamiento interno.

No me he liberado de las caídas, todavía me sucede, pero ahora con menos frecuencia porque suelo ser más cuidadosa.

Hace pocos meses, en mi última caída (una de esas en que la pista de aterrizaje es el medio de la calle) un amigo al enterarse del acontecimiento, me explicó cómo se debe caer “con estilo”. En otra ocasión les contaré, junto a un listado de caídas, el decoroso método. Pero a raíz de su comentario me asombro y pienso que después de tantos años, aún sigo conociendo cosas relacionadas a esta extraña manía que me ha enviado el universo.

Hay personas que nacen para enamorarse, otras para recibir regalos, otras por supuesto para regalar. Hay personas que nacen para ser besados inesperadamente, coleccionistas de besos. Personas que nacen paraencontrarse cosas o para algo tan insignificante como pegarse siempre en el dedo pequeño del pie…

Cada quien tiene sus repeticiones. A mí me tocó caer y lo acepto con dignidad, porque indiscutiblemente esas cosas que pasan sin razón aparente son parte de la compleja conjunción de aspectos que nos hacen ser quienes somos.