miércoles, 16 de septiembre de 2009

Me Gusta esa Canción

En los últimos días he sentido una gran conexión con unas cuantas canciones nuevas. Las he vivido de tal manera que me han brindado un hueco dentro de toda la prisa en que se sumergen los días. Disfrutándolas recuerdo todas aquellas canciones que he preferido a través del tiempo y las he querido volver a escuchar, no por el simple hecho de hacerlo sino por lo que viene de la mano con ellas.

“Me gusta esa canción por lo que dice”. Las letras de las canciones, aunque sean sencillas, cuando la música las acompaña cambian de color. Si tienes una canción especial es porque trae recuerdos, algún hecho que se quedó atado a esas palabras con ritmo, el cual no puedes volver a vivir, pero si sentir cuantas veces la escuches. Tal vez es una frase, esa que nunca olvidas porque viene a ser el principio de una larga historia. Puedes amar una canción porque lo que cuenta te conmueve. Te dan ganas de llorar, de extrañar a alguien que no existe y es sólo porque la canción te invita a hacerlo, te llega tanto que ya no eres tú, eres el protagonista de la historia y tu mayor deseo es ponerla en “repeat” para que nunca pase.

“Me gusta esa canción y ni siquiera he prestado atención a la letra”. Te mueve el alma y cuando al fin te decides a escuchar lo que dice, piensas que una melodía que te afecta de tal manera debía haber dicho algo más importante (la erudición se sobrepone al gozo), pero al final no importa porque la disfrutas. Quisieras descubrir cómo fue que pusieron todas esas notas en su lugar para crear una llave a los sentimientos, o cómo encontraron el botón que enciende los movimientos de tu cuerpo (aunque sea de un solo pie). La música es la canción, la canción se expresa elocuentemente por el sonido, no necesita decir nada para poseerte.

“Me gusta esa canción porque lo tiene todo”. Todo lo que tienes que decir y escuchar en la vida. Esas que tienes que cerrar los ojos para escucharlas propiamente, de las que no te puedes quedar sentado porque se te entra por los huesos, quieres gritarlas, levantar los brazos y que suene en todas partes ,que en las hojas de los arboles se queden escritas las letras que son poemas, en el canto de las aves la melodía, que tus pasos marquen el ritmo y todos se sepan el coro y los que no, quieran por lo menos tararearla.