miércoles, 9 de junio de 2010

La libertad en bicicleta.


Desde que era una niña luché por lo que consideré mis derechos. Ahora me rio por todas esas tonterías en las cuales creí. No era una niña desobediente, pero siempre supe pronunciar mi desacuerdo con respecto a lo que consideraba injusto, aunque al final tuviera que cumplir con el deber.

Siempre tuve ansias de libertad, salir de esas paredes y vivir mi vida de la manera que quisiera. Mi padre lo sabía y sentía miedo. No quiero dar a entender con esto que mi infancia fue infeliz, de ninguna manera, lo que sucedía era que esa fuerza que rompía las barreras nacía constantemente por dentro y no la sabía controlar.

Una vez me escapé en mi bicicleta. Emprendí una misión secreta que no era el escape definitivo, pero si una prueba de lo que pudiera pasar. Recuerdo la brisa que acariciaba mi cara, mis piernas pedaleando con toda rapidez, miraba hacia atrás de vez en cuando para ver si alguien lo notaría. Cuando doblé la esquina mi padre empezó a llamar, no estaba permitido salir de nuestra calle. Pedaleé con más fuerza aun y en mi cara se sembró una expresión de orgullo. Le di la vuelta a la manzana y antes de volver me detuve, pensé un poco en las consecuencias.

Sabía que me esperarían con un reproche o un castigo. Pero no importaba, porque había conseguido ser libre y autónoma aunque fuera por unos segundos. Volví con una sonrisa que me ocupaba la cara completa y me castigaron por una semana sin montar… “Sólo eso”, pensé, sólo eso por los primeros minutos de libertad que acaricié con mis manos.

En ese tiempo la libertad significaba salir de la casa y del mandato de mis padres. Hoy son más cosas las que se involucran al pensar en la libertad que vivo como ser independiente, que vivimos como país. Todas las decisiones tomadas a lo largo de mi vida, a través de la historia en busca de ella, nuestros próceres con sus sueños, los ideales que nos dejaron grabados en el pecho de todo el que ama su tierra, libertad de pensamiento y de palabra y sin embargo a veces pareciera que tambalea… Libertad, que fácil fuera volver a subir en mi bicicleta y encontrarte plena.

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