Primera Publicación en el periódico digital acento.com.do
“Más lágrimas se han
derramado por las oraciones respondidas, que por las no contestadas.” Truman Capote
En
infinitas ocasiones he desarrollado, con incomprensible facilidad, miedo por
las cosas que he deseado y se han cumplido y no tanto por asuntos de verdadero
terror. No es sorpresa para mí, conociendo cómo soy, que después de “habérmela
buscado” para colocar mi humilde columna en el presente medio, me haya quedado,
supuestamente, sin palabras… Y sí, es eso, tengo miedo otra vez.
A
partir de esta experiencia contemporánea, del corazón latiendo fuerte cada vez
que he intentado poner mis dedos sobre el teclado, han regresado del pasado innumerables
situaciones que han causado en mi temores en todos sus matices y observándolas
con calma, he podido comprobar que de la mayoría de estas situaciones, han
resultado frutos positivos y sí, algunos “tan” positivos y extensos, que
acarrean nuevas responsabilidades y generan otros miedos.
Con
todo y el temor que persigue a cada una de mis letras debo recordarles, que así
mismo como funciona para comer y rascar, para escribir, también, solo hay que
empezar. Entonces, de esta forma tan sencilla, el miedo va cediendo, se va
transformando en el combustible que nos ayuda a actuar con cautela, a ser
certeros y a ser precisos. ¿Qué sería de la vida sin el miedo?
Cada
cual que me haya brindado el honor de hoy leerme, debiera acompañarme al paseo por
los recuerdos e ir recolectando en algún pozuelo, como yo, los viejos miedos,
los miedos superados, también los que aún están ahí presentes escondidos por
los rincones, esperando trémulos a ser aplastados como un bicho. Me pregunto yo
si todos esos miedos, tuvieron alguna vez temor de nosotros mismos.
Por
hoy, pero solo por hoy, los miedos son bienvenidos.
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