martes, 6 de enero de 2015

Paseando por el insomnio


Las horas nocturnas y las reacciones humanas junto a ellas, han llamado a través del tiempo, la atención de los que ejercen el oficio de la escritura. La noche, su riqueza expresiva, sus misterios,  su infinito panorama y ángulos de acercamiento, funcionan como un embrujo agridulce.

El sueño, los sueños y su archienemigo el insomnio, son temas tan tratados y manoseados que podríamos pensar que algún día se fueran a gastar. Pero increíblemente, como suelen decir, cada cabeza es un mundo y es debido a ello que existen tantas posibilidades creativas, lagos de inspiración renovados a diario. Caminar por el enigma de la oscuridad, la fascinación ante los astros, la luna y las estrellas mitificadas por tantos, el drástico movimiento de la vida nocturna donde la ciudad se transforma en otra y contrasta con el sosiego de una recámara oscura y vacía. La noche llama, y se enciende en llamas, bajo las investigaciones de los que desean conocerle.

En torno a este inagotable tópico, me he adentrado a unos textos que logran recorrer el insomnio y la noche como un camino palpable. Son los poemas de Basilio Belliard, en los mismos, el escritor dominicano expone contundentemente sus horas favoritas para el desarrollo de su trabajo y su fijación fructífera en el desdoblamiento del sueño-insomnio. Caja llena de puertas, que abre una a una y la muestra amplia en sus espacios internos, convirtiendo el poema en un estudio de la anatomía nocturna.

“El fuego es el padre del insomnio. El reposo de la ensoñación mueve la naturaleza del despertar cuando el aire humedece el movimiento del fuego de cada noche con sus horas de tibieza y su cruz suicida”

Es imposible definir cuando está despierto, no descubres en cual momento se ha dormido. Sin embargo, rastreas un infierno diminuto, un sufrimiento que circunda la noche y su siclo del ensueño invertido.

El surreal y único mundo del escritor, ese entorno privado en el cual fija su mirada, se enriquece al aportar atributos fantásticos a seres comunes, convirtiéndolos en personajes llenos de magia que interactúan con la oscuridad. “Las salamandras poseen un corazón de fuego que las hace transparentes a la noche y derretir el oro con que alumbran a los muertos.” Con esto, propone interminables capítulos al libro de la imaginación y al lenguaje poético, que en su caso, es una población de mensajes ocultos y significados variables que se mueven según el ojo y la curiosidad del lector.

Este universo mental, obsesionado y testarudo,  muta con paso el de las palabras, iniciando por momentos en un ambiente secreto y diminuto y se desplaza hacia espacios abiertos, llenos de sorpresas temáticas. Mediante este recurso, se va conformando un sistema de intimidades y silencios, que juntos podrían parecer una gran cordillera. Menciono el silencio, elemento que vive “en la noche de la noche” protagonista implacable de del mundo nocturno, que se presenta claramente en el trabajo del escritor.

Les dejo con el primer poema que hace tiempo leí de Basilio Belliard, el cual encendió en mí, la chispa curiosa por su trabajo.

El primer verso viene de la noche
y mis manos ya están en blanco.
La imagen canta
y el poema silencia:
nace la última palabra
que nunca escribiré.

Ya nunca te veo, solo te leo…A veces



Si, solo puedes leerme a veces… no es que no desee estar presente cada semana, extraño dejar estas palabras que son parte de mí, destellos del cuerpo intangible que existe dentro de mi cuerpo de carne, especiales para esos ojos que me buscan.

Sucede que no todos los días aparezco frente a esta pantalla iluminada, sucede que la vida te arrastra hacia el deber y el deber hace sombra en el tiempo. La vida te lleva por tantos caminos abruptos y no necesariamente encuentras un espacio de respiro en el cual decir, las cosas verdaderas que te habitan. No sé cuándo lograré organizar este pedacito de vida que me ha tocado y quizás esto es, simplemente andar con pequeños pasos por las huellas agiles que crean con las urgencias y las exigencias de los días.

Pero entre urgencia y urgencia tratar de sonreír, entre entregas, encontrar la razón de agradecer la vida que veloz se lleva los días, cantar alguna canción que suene en la radio o mirar alrededor y respirar el mundo…

Debe ser por eso que amo tanto las nubes que arropan este pedacito de tierra, ellas me hacen agradecer este remolino que me ha tocado vivir, ellas son el llamado a que nunca olvide, que entre cada problema, detrás de cada grito, al lado de tantas quejas, hay razones infinitas para que la palabra prevalezca y surja siempre agradecida.


Ya nunca te veo, solo te leo…A veces. Es cierto.