- Si buenas, 911, tengo una emergencia, hay una señora desconocida tratando entrar a mi casa.
- ¡Oh mi Doña, cuidado si es la Vieja Belén!
Puedo ser la persona más feliz y al mismo tiempo ser un ciudadano consciente y respetuoso del trabajo y la labor de los demás.
Hay que hacer consciencia de que entre todos tenemos el deber de ayudar a mejorar los pocos servicios que se nos brindan aunque no sean necesariamente los mejores.
Nos quejamos del servicio del 911. Y sí, es cierto, tenemos derecho a quejarnos, porque en el período de prueba no ha sido una herramienta de ayuda definitiva, ya sea por falta de recursos, conexiones funcionales o personal capacitado. ¡Pero por Dios, un 98% de llamadas falsas!
¿Han pensado ustedes, los que dan “lata”, que la falsa llamada pudo haber arrebatado la oportunidad de alguien con una verdadera emergencia, ser debidamente atendido? ¿Ha sido analizado el hecho de que todas estas llamadas sin relevancia no son más que una colaboración al fracaso de dicho servicio?
Señores, por favor…Como siempre nos clavamos nosotros mismos el cuchillo.
Vemos muy bien que se sancione a aquellos que hacen llamadas falsas, que haya una claridad en el monto a invertir para lograr mejorar el servicio… Pero no olvidemos que detrás de este tema hay un inmenso cuerpo de apoyo que tiene tambien una imperante necesidad de mejoría.
Como siempre hay miles de temas por analizar, planes por ejecutar, los cuales prepararían las bases sobre las que se edificaran los proyectos, cosas que están detrás de los puntos críticos, que requieren también ser revisados, porque sin ello las buenas intenciones quedan siendo solo ideas…Tantas cosas esperamos como pueblo, asuntos obvios y lógicos para vivir de manera segura...
Por cierto, ¿no tiene esta situación de las "latas" al 911, algo que ver con la educación?
Les dejo a ustedes la respuesta.
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