La navidad se escabulló por los rincones sin darme cuenta, las vacaciones ejecutaron su acostumbrado papel de desesperación y letargo absoluto, igual que todos los años, pero en este breve receso obligatorio encontré algo diferente... Algo diferente en mí.
Un nuevo año comienza y por primera vez siento felicidad de que ese dígito que cerraba el año pasado haya cambiado. Por primera vez mi mente esperó con ansias cerrar un ciclo y tener la oportunidad empezar de nuevo, con una nueva visión, con una actitud diferente.
El año que pasó estuvo lleno de tropiezos, pero no puedo negar que aprendí muchas cosas, a valorar lo que realmente tiene sentido en la vida, descubrir los verdaderos tesoros: las cosas simples, los detalles, la amistad sincera y el amor, que está en cada uno de esos pequeños diamantes. Entendí que es real eso de que “el trabajo dignifica al hombre”, pero sobre todo entendí finalmente que tengo una voz.
Hay muchas cosas que quisiera olvidar, pero no lo voy a hacer, de hecho, voy a anotar las cosas por las cuales lloré, por las cuales grité desesperada infinitas veces, para no olvidarlas nunca. Porque a partir de todo lo malo surgieron las respuestas que fueron finalmente la solución a los problemas y que me brindaron felicidad y satisfacción.
En el 2011 no voy a olvidar, pero entro a su reinado con un paso lleno de optimismo y agradecimiento con la vida, porque representa una esperanza, un espacio de tiempo que me brinda la posibilidad de seguir adelante, luchando, descubriendo nuevas pasiones y por ende (claro está) expresándome.
Feliz 2011 a todos!!!
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